Los orígenes de la civilización en Cerdeña se remontan a tiempos muy antiguos. Los primeros habitantes llegaron cruzando un puente de tierra entre 450.000 y 150.000 años atrás. Con el tiempo, diversas culturas poblaron la isla hasta la llegada de la civilización nurágica de los reyes pastores, que dejó numerosos tesoros arqueológicos. De los aproximadamente 7.000 nuraghes construidos en Cerdeña, algunos han llegado hasta nosotros en excelente estado, como los complejos de Barumini, Santu Antine y el Nuraghe Losa.
Alrededor del año 1.000 a.C., los fenicios llegaron a las costas de Cerdeña y fundaron asentamientos como Tharros, Nora, Bithia y Cagliari. Posteriormente, tras las guerras púnicas, los romanos se hicieron con el control de la isla, gobernándola durante unos 700 años y dejando importantes vestigios de su presencia. No obstante, con la caída del Imperio Romano, Cerdeña volvió a ser una tierra disputada entre vándalos, bizantinos y árabes.
En la Edad Media, las repúblicas marítimas de Pisa y Génova dominaron las aguas de Cerdeña. Durante este período floreció la arquitectura románica, que posteriormente evolucionó hacia el estilo gótico con la conquista aragonesa. Tras unos 400 años de dominio español, Cerdeña fue cedida a Austria en 1718 y, poco después, pasó a manos de la Casa de Saboya. El Reino de Cerdeña perduró hasta la unificación de Italia.
No fue sino después de la Segunda Guerra Mundial, con la desecación de los pantanos y las zonas húmedas costeras, cuando comenzó una nueva fase de desarrollo, marcando el inicio del turismo moderno y la Cerdeña contemporánea.